En esta finca de El Tejado propiedad de la Casa de Alba se encuentra la única torre levantada en ladrillo de toda la provincia. Esta peculiaridad gana más valor al descubrir adosada a su cara norte, una casa palacio levantada más o menos en las mismas fechas de la torre, allá por el siglo XV.
Se sabe que perteneció a las familias Castro y Monterrey, sin que se sepa cuando pasó a poder de los duques de Alba. Ni siquiera en los archivos de esta familia se encuentran datos que informen sobre la historia de su construcción. La torre tiene unos muros de un espesor cercano al metro y medio y se divide interiormente en dos celdas, En la penúltima planta se abren cuatro vanos en los lados menores y ocho en los mayores. Bajo ellos se pueden contemplar las saeteras. Es posible que fueran abiertos en época posterior, dada la diferencia que existe entre los ladrillos usados.
La torre ha sido utilizada como silo hasta no hace demasiados años en que la Casa de Alba se propuso restaurar esta construcción para evitar su deterioro, limpiándose el interior y acondicionándolo para servir de vivienda, adosada y comunicada como está a la casa-palacio.
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