Situado en una loma junto a una vieja encina, la atalaya de Santibáñez sigue vigilando el paso de hombres y animales. Los restos de este cubo tienen prohibido el acceso por su mal estado de conservación.
Fue mandada construir por el marqués de Fuente del Sol durante el siglo XIII y debió tener adosada una casa fuerte de la que nada queda. Levantada para la vigilancia de las tierras vecinas es de planta cuadrada y tiene 6,6 metros de lado. Tuvo tres plantas: la baja destinada a caballerizas, la del medio para los guardianes (con muros artilleros y tragaluces) y en la tercera, destinada a habitaciones, donde estaban las almenas y un tejado a dos aguas.
La entrada se hacía pon una puerta muy estrecha con arco apuntado y tiene escasos vanos destinados a la instalación de elementos defensivos en caso de ataque.
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