Fue la Bletisa romana y ya entonces debieron comenzarse sus murallas. Alfonso I asoló la villa y no se repobló definitivamente hasta la época de Fernando II de León, allá por 1177. Perteneció a la Corona hasta que en 1330 fue dada a Don Sancho, hijo del infante Don Pedro y nieto de Alfonso el Sabio. A la muerte de este Sancho volvió a la Corona para que de nuevo en 1332 Alfonso XI la cediera a su hijo Sancho el Mudo. Murió éste y pasó a su hermano Fernando en 1338 y al fallecer éste en 1344 llegó a manos de su otro hermano Juan.
Estuvo en otras manos hasta que Enrique IV en 1462 se la dio a su favorito Beltrán de la Cueva y éste a sus descendientes que fueron nombrados Condes de Ledesma.
En la extremidad Sur del recinto murado que ceñía la ciudad se encontraba la fortaleza, ya demolida, de la que queda su puerta principal, de arco agudo, entre un cubo en forma de tronco de cono y otro poligonal, más moderno y de sillería.
A su lado se extiende largo trecho de muro en el que hubo varias puertas y una torrecilla muy bien hecha con sillares almohadillados, y relativamente moderna, quizás para base de un palacio. Su primitiva construcción se remonta al reinado de Fernando II.
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